Tuesday, August 03, 2010

THE END OF WHAT WAS TAKEN FOR GRANTED.

Creo que siempre terminamos diseñando grandes finales para las cosas que empezaron casualmente, eventos que nunca merecieron una escena bien ensayada en su epílogo. Sé que es difícil asumir la perfección de todo lo que nos rodea. Sé que no todos somos capaces de entender bien que las cosas, por muy bonitas que sean, o por muy malas, siempre acaban.

No sé por qué será que terminaré recordando este verano dentro de unos años pero creo que la posibilidad de que sea por haber cosechado un bonito montón de actos finales gana terreno y la meta se acerca.

Dedicar unas líneas a detallar según cuál de los finales en los que ando metido es algo que me apetece muchísimo pero que, realmente, pienso que no serviría más que para alimentar una hoguera que sólo ha crepitado de una manera audible al final del todo, cuando ya sabíamos que se iba a extinguir, y sobre todo, cuando estábamos seguros de que no nos quedaba nada más con lo que avivar las llamas. Esta historia en concreto no merece recibir un último acto de redención.

Sin embargo, al tiempo que me inunda el sabor agrio de los finales detrás de la lengua, experimento toda una serie de revelaciones que se me antojan mucho más importantes que las exequias por todo lo que había sido estúpidamente dado por hecho durante tanto tiempo. Sé que no olvidaré qué está ocurriendo durante estos días. Algunas personas están llegando y se quedarán; otras llevaban tiempo yéndose y no volverán. Otras simplemente permanecerán y otras ha resultado no haber estado nunca.

A fin de cuentas, así es siempre.

Buenas noches.

e.