THE END, THE CHANGE, WHAT IS YET TO COME.
Cada día asumo con más tranquilidad que la vida es una sucesión de cambios y que sólo depende de uno mismo entenderlos como finales, principios, cambios de estado; motivos para emborracharse o atiborrarse de tranquilizantes. Muchos de los cambios que nos sacuden, diría que la mayoría de ellos, escapan a nuestro control; o al menos han escapado al mío hasta la fecha, así que no sé si deberíamos clasificar a los que nos rodean por las cosas que les pasan. Cada día estoy más seguro de que lo que nos define como cobardes o valerosos en la forma en la que nos enfrentamos a los cambios que nos ocurren; no es sino cómo nos comportamos ante las puñaladas o las caricias que vamos recibiendo lo que nos moldea, lo que nos hace ser un tipo de persona u otro.
Lamentablemente he visto como gente a la que quería ha tirado a la basura toda su credibilidad a mis ojos comportándose como ratas de laboratorio, cobardes y dúctiles, en ocasiones que exigían que sacasen lo que realmente tendría que haberles definido y que terminó siendo sólo escombros y carbón. Afortunadamente conservo esperanzas en muchos otros y algunos jamás me han decepcionado. Claro que éstas últimas son muchas menos personas de las que podríais imaginar y muchísimas menos de las que me gustaría. Pero, en cualquier caso, este teorema de las decepciones y los aciertos conductuales es tan poco extrapolable que carece por completo de validez.
Es muy tarde, buenas noches.
e.