Thursday, January 24, 2008

SHE IN THE WALL SAYS COME

Me parece que hace siglos que escribía sobre cómo ninguno de los caminos que podía recorrer me llevaría a algún sitio que pudiera llamarse hogar, sobre la desesperación del dolor no cuantificable, ni entendible; y no hace tanto tiempo. Pero la capacidad de olvidarse de todo lo malo a veces es realmente increíble, e insondables las losas de cemento que uno puede llegar a echar sobre todos aquellos montones de horas insulsas y sin sentido que de repente se disfrazaron de felicidad intradérmica, como las jibias o los pulpos se ponen del color del fondo por el que transitan para esquivar los peligros inminentes. Ahora lo pienso y, no, no es que me dé la risa, pero casi. Supongo que es parte de todo esto de crecer y de aprender y de volver a caerse, y volver a levantarse. Conviene ir aumentando la dosis de prudencia con cada revés que te llevas, merecido o inmerecido, a la vez que aumentas el peso que imprimes a cada pié en cada paso que adelantas. Así es como funciona.

Ahora sí, en mi caso, haber vomitado mis dolores antiguos en canciones tiene una serie de consecuencias, como tener que cantarlas una y otra vez, cada día. No es agradable revivir según qué cosas de las que escribí en aquellos meses, pero bien es cierto que el hecho en sí de poder hacerlo implica un éxito personal tan inesperado como intrínsecamente importante: pasé por encima de aquello, y ya no me duele, casi (el dolor cambia de sitio y ya no me siento tullidas las partes que se rompieron con el golpe, sino que me arden las veces que supe que iba a pasar, que debía adelantarme y finalmente no lo hice)

Toda vez que las cosas terminen bien, merece la pena el trago. Eso dicen. Igual no puedo asegurar estar de acuerdo de forma dogmática y absoluta, pero si para poder hacer lo que estoy haciendo ahora me hacían falta todas las ostias que me he llevado en los últimos dos años, no pasa nada, no me quejaré.

Ahora vuelvo a ser parte de una realidad mayor que yo mismo, mi grupo, The Baltic Sea es algo que respira sin ventilación externa; camina sin muletas y cada vez más deprisa. En el ámbito personal he encontrado caminos más seguros que los que siquiera pude haber podido intuir antes; senderos que sé, con una claridad meridiana, me llevan a mi hogar, la que será mi casa.
Esta pasada semana volvimos a hacernos casi mil quinientos kilómetros para tocar en Madrid. Esta vez pensábamos que no nos iba a ir bien con la afluencia de público; había un par de bandas madrileñas presentando sus discos en salas muy cercanas a El Café de la Palma, dónde presentábamos nosotros y nos había fallado la pegada de carteles... en fin, se mascaba la tragedia.
Sin embargo, la sala se llenó. Se llenó de gente que cantaba nuestras canciones, gente que nos felicitó cuando terminó nuestro concierto porque realmente eran fans que habían elegido venir a vernos de entre todas las cosas que podían haber hecho esa noche en Madrid. Una noche estupenda que se continuó al día siguiente en el concierto que teníamos dentro de las actividades del festival audiovisual Zemos98, en el Café Pop, de El Viso del Alcor, cerca de Sevilla... de nuevo lleno completamente y todos muy contentos.

Muchas gracias a todos por este fin de semana, que ha sido de los mejores que hemos pasado como The Baltic Sea. También muchas gracias al grupo que nos acompañó en el escenario en Madrid, Capture the Flag, muy buena banda, muy muy recomendable (en Sevilla en directo el próximo dos de febrero, en la sala Sevilla Suena).

Por nuestra parte, esta semana nos toca darlo todo en la presentación de nuestro disco en casa, en Sevilla, en la Sala Fun Club. Espero que a muchos de vosotros os encaje en los planes y os acerquéis a vernos a este concierto, que será realmente especial para nosotros, y en el que hay prevista una colaboración muy especial (sorpresa).
Un abrazo, hasta pronto.
e.

Wednesday, January 16, 2008

MADRID Y BARCELONA

Definitivamente un GPS es un gasto necesario. Hasta ahora siempre habíamos vivido un pequeño drama cada vez que entrábamos en la M30 o cualquier cosa similar. Es muy fácil perderse cuando se viaja con tipos despistados como nosotros.
Ya no, además es como tener a una señorita invisible y amable en la furgoneta que nos dice con una entonación francamente extraña cuál es el camino a seguir.

Nos fue de gran ayuda este aparto a lo largo de este pasado fin de semana, primero en los muchos que nos quedan por delante para presentar el disco en todas partes.

El viernes pasado estuvimos en Radio Televisión Española, grabando los famosos Conciertos de Radio3... toda una experiencia! Para empezar por que el previo a las pruebas de sonido era un atasco en hora punta, a las ocho de la mañana, para llegar a Prado del Rey. Cuando entras en el edificio es como si entrases en alguno de estos programas de TVE de cuando éramos pequeños, todo es color pastel, antiguo. Es como un gran escenario en el que se rodase un documental de los años sesenta.
Luego haces las pruebas de sonido, rodeado por técnicos de sonido con un aspecto nada similar al de los técnicos de sonido con los que te encuentras habitualmente; son como mi padre! Respetables, canosos y con la ropa que les compran sus esposas! Es raro.
El concierto es en sí como un ensayo, tocamos las canciones una y otra vez para probar sonido, comprobábamos que nos gustaba cómo se grababa, volvíamos a probar. Así durante unas tres horas y media. Y luego el concierto, que es como todos los conciertos, sólo que con un público que, de no ser por Lechuga, Lolo, Luci y Mara (que se quedó en la puerta por despistada, pero que contamos como asistente) el público habría sido un grupo de personas inmóviles, hieráticas, enfadadas! Claro que estoy casi seguro de que no sabían a lo que iban a la tele, y lo mismo esperaban algo más tipo Belén Esteban Vs María José Campanario... no sé. Estábamos tan cansado que eso ni siquiera nos importó!

Menos mal que luego pudimos pasar la tarde descansando en casa, en nuestra casa allí en Madrid, en la que nos dejan invadir Carola y Elías cada vez (a los que no podemos estar más agradecidos

A la mañana siguiente, de nuevo a la furgoneta y camino de Barcelona. Nos esperaba la sala [2] de Apolo. Simplemente, la mejor sala en la que yo he tocado nunca.

Vale que Barcelona es diferente, que nuestro sello es de allí, que pensábamos que habría muy poca gente y al final hubo mucha, que la fiesta posterior fue estupenda... vale. Pero es que ya hablando sólo del concierto... fue todo tan... profesional. Estamos muy contentos de cómo han ido las cosas en Barcelona y esperamos volver pronto.


Nada más por esta noche! Espero que la semana que viene pueda contar cosas tan espupendas de nuestro paso por Madrid! Un abrazo a todos, hasta mañana.
e.