SHE IN THE WALL SAYS COME
Me parece que hace siglos que escribía sobre cómo ninguno de los caminos que podía recorrer me llevaría a algún sitio que pudiera llamarse hogar, sobre la desesperación del dolor no cuantificable, ni entendible; y no hace tanto tiempo. Pero la capacidad de olvidarse de todo lo malo a veces es realmente increíble, e insondables las losas de cemento que uno puede llegar a echar sobre todos aquellos montones de horas insulsas y sin sentido que de repente se disfrazaron de felicidad intradérmica, como las jibias o los pulpos se ponen del color del fondo por el que transitan para esquivar los peligros inminentes. Ahora lo pienso y, no, no es que me dé la risa, pero casi. Supongo que es parte de todo esto de crecer y de aprender y de volver a caerse, y volver a levantarse. Conviene ir aumentando la dosis de prudencia con cada revés que te llevas, merecido o inmerecido, a la vez que aumentas el peso que imprimes a cada pié en cada paso que adelantas. Así es como funciona.
Ahora sí, en mi caso, haber vomitado mis dolores antiguos en canciones tiene una serie de consecuencias, como tener que cantarlas una y otra vez, cada día. No es agradable revivir según qué cosas de las que escribí en aquellos meses, pero bien es cierto que el hecho en sí de poder hacerlo implica un éxito personal tan inesperado como intrínsecamente importante: pasé por encima de aquello, y ya no me duele, casi (el dolor cambia de sitio y ya no me siento tullidas las partes que se rompieron con el golpe, sino que me arden las veces que supe que iba a pasar, que debía adelantarme y finalmente no lo hice)
Toda vez que las cosas terminen bien, merece la pena el trago. Eso dicen. Igual no puedo asegurar estar de acuerdo de forma dogmática y absoluta, pero si para poder hacer lo que estoy haciendo ahora me hacían falta todas las ostias que me he llevado en los últimos dos años, no pasa nada, no me quejaré.
Ahora vuelvo a ser parte de una realidad mayor que yo mismo, mi grupo, The Baltic Sea es algo que respira sin ventilación externa; camina sin muletas y cada vez más deprisa. En el ámbito personal he encontrado caminos más seguros que los que siquiera pude haber podido intuir antes; senderos que sé, con una claridad meridiana, me llevan a mi hogar, la que será mi casa.
Esta pasada semana volvimos a hacernos casi mil quinientos kilómetros para tocar en Madrid. Esta vez pensábamos que no nos iba a ir bien con la afluencia de público; había un par de bandas madrileñas presentando sus discos en salas muy cercanas a El Café de la Palma, dónde presentábamos nosotros y nos había fallado la pegada de carteles... en fin, se mascaba la tragedia.
Sin embargo, la sala se llenó. Se llenó de gente que cantaba nuestras canciones, gente que nos felicitó cuando terminó nuestro concierto porque realmente eran fans que habían elegido venir a vernos de entre todas las cosas que podían haber hecho esa noche en Madrid. Una noche estupenda que se continuó al día siguiente en el concierto que teníamos dentro de las actividades del festival audiovisual Zemos98, en el Café Pop, de El Viso del Alcor, cerca de Sevilla... de nuevo lleno completamente y todos muy contentos.
Muchas gracias a todos por este fin de semana, que ha sido de los mejores que hemos pasado como The Baltic Sea. También muchas gracias al grupo que nos acompañó en el escenario en Madrid, Capture the Flag, muy buena banda, muy muy recomendable (en Sevilla en directo el próximo dos de febrero, en la sala Sevilla Suena).
Por nuestra parte, esta semana nos toca darlo todo en la presentación de nuestro disco en casa, en Sevilla, en la Sala Fun Club. Espero que a muchos de vosotros os encaje en los planes y os acerquéis a vernos a este concierto, que será realmente especial para nosotros, y en el que hay prevista una colaboración muy especial (sorpresa).
Ahora sí, en mi caso, haber vomitado mis dolores antiguos en canciones tiene una serie de consecuencias, como tener que cantarlas una y otra vez, cada día. No es agradable revivir según qué cosas de las que escribí en aquellos meses, pero bien es cierto que el hecho en sí de poder hacerlo implica un éxito personal tan inesperado como intrínsecamente importante: pasé por encima de aquello, y ya no me duele, casi (el dolor cambia de sitio y ya no me siento tullidas las partes que se rompieron con el golpe, sino que me arden las veces que supe que iba a pasar, que debía adelantarme y finalmente no lo hice)
Toda vez que las cosas terminen bien, merece la pena el trago. Eso dicen. Igual no puedo asegurar estar de acuerdo de forma dogmática y absoluta, pero si para poder hacer lo que estoy haciendo ahora me hacían falta todas las ostias que me he llevado en los últimos dos años, no pasa nada, no me quejaré.
Ahora vuelvo a ser parte de una realidad mayor que yo mismo, mi grupo, The Baltic Sea es algo que respira sin ventilación externa; camina sin muletas y cada vez más deprisa. En el ámbito personal he encontrado caminos más seguros que los que siquiera pude haber podido intuir antes; senderos que sé, con una claridad meridiana, me llevan a mi hogar, la que será mi casa.
Esta pasada semana volvimos a hacernos casi mil quinientos kilómetros para tocar en Madrid. Esta vez pensábamos que no nos iba a ir bien con la afluencia de público; había un par de bandas madrileñas presentando sus discos en salas muy cercanas a El Café de la Palma, dónde presentábamos nosotros y nos había fallado la pegada de carteles... en fin, se mascaba la tragedia.
Sin embargo, la sala se llenó. Se llenó de gente que cantaba nuestras canciones, gente que nos felicitó cuando terminó nuestro concierto porque realmente eran fans que habían elegido venir a vernos de entre todas las cosas que podían haber hecho esa noche en Madrid. Una noche estupenda que se continuó al día siguiente en el concierto que teníamos dentro de las actividades del festival audiovisual Zemos98, en el Café Pop, de El Viso del Alcor, cerca de Sevilla... de nuevo lleno completamente y todos muy contentos.
Muchas gracias a todos por este fin de semana, que ha sido de los mejores que hemos pasado como The Baltic Sea. También muchas gracias al grupo que nos acompañó en el escenario en Madrid, Capture the Flag, muy buena banda, muy muy recomendable (en Sevilla en directo el próximo dos de febrero, en la sala Sevilla Suena).
Por nuestra parte, esta semana nos toca darlo todo en la presentación de nuestro disco en casa, en Sevilla, en la Sala Fun Club. Espero que a muchos de vosotros os encaje en los planes y os acerquéis a vernos a este concierto, que será realmente especial para nosotros, y en el que hay prevista una colaboración muy especial (sorpresa).
Un abrazo, hasta pronto.
e.
e.